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Bancos de cordón umbilical, fuentes de vida
25/01/2009. La Infanta Leonor abrió la veda. En 2006, los Príncipes enviaron la sangre del cordón umbilical de la recién nacida a un banco de tejidos de Estados Unidos. De esta forma se aseguraban una fuente de células madre disponible y exclusiva por si acaso la niña enfermara. Ahí empezó todo. En ese momento muchos españoles descubrieron varias cosas: primero, que la sangre del cordón umbilical, algo que normalmente se tira, es una fuente de células madre que se pueden utilizar para curar enfermedades; segundo, que en España uno no puede guardarse esas células para sí mismo; y tercero, que existen empresas que se dedican a llevarlas a bancos extranjeros, dónde sí se pueden conservar para un uso exclusivo.
En 2006, el término células madre por sí sólo sonaba a ciencia ficción y la idea de congelarlas para utilizarlas en el futuro recordaba a Walt Disney y a su supuesta crionización. Sólo han pasado tres años, pero estos conceptos ya no resultan tan lejanos y se han multiplicado las parejas que han decidido asegurarse una fuente de células madre: hasta 25.000 parejas españolas tienen el cordón de su hijo en un banco fuera del país, habiendo pagado entre 1.200 y 2.000 euros más una cuota de mantenimiento, que va de los 70 a los 90 euros anuales. ¿Para qué sirve este gasto? Eso aún no está tan claro y genera opiniones enfrentadas entre distintos sectores.
Año tras año aumenta asimismo el número de donaciones al sistema público, otra opción para aprovechar lo que antes se consideraba un residuo biológico y que ha resultado una posible fuente de vida. En Balears el año pasado se donaron 222 unidades del cordón, un 20% más que en 2007. Estas muestras quedan a disposición de quien lo pueda necesitar, a nivel internacional, y que sea compatible.
El viaje del cordón umbilical de Leonor marcó un antes y un después, hasta tal punto que provocó el nacimiento de la normativa que regula ahora la existencia de bancos privados en suelo español, la tercera posibilidad para guardar las células. Actualmente sólo hay un banco de este tipo, en Alcalá de Henares. Allí las familias tienen localizados sus cordones, pero en el caso de que alguien los necesite es obligatorio cederlos.
A imitación de los Príncipes, en torno a 25.000 parejas españolas almacenan unidades del cordón umbilical en bancos privados del extranjero, una estimación que surge de los datos que manejan los bancos privados y las empresas que se dedican a trasladar las células madre al extranjero, y que coincide con los cálculos del doctor Antoni Gayà, coordinador autonómico de Transplantes y defensor del banco público.
A día de hoy existen en España unas diez empresas dedicadas al traslado de cordones. Vidaplus es una de ellas. Lucía B. es clienta suya desde hace tres meses, cuando nació su segunda hija, y está encantada. Esta mallorquina de 31 años se enteró de este servicio porque su hermano, que vive en Suiza, lo había utilizado. Ella lo tiene claro: "No sé si la ciencia va a avanzar en esa dirección, pero como madre, no puedo tener a mano un arma para combatir una enfermedad que puede tener mi hijo y no utilizarla". De momento, y por si acaso, la sangre del cordón de su pequeña reposa congelada en Alemania. "Y ojalá no tenga que utilizarla nunca", desea.
Tal y como dice Lucía, aún no se sabe hasta dónde alcanza el potencial terapéutico de las células madre del cordón, algo que queda aún más en entredicho cuando hablamos del transplante autólogo (al propio donante). De momento, el principal uso de estas células es el tratamiento de leucemias, anemias y otras enfermedades congénitas del sistema hematológico. Las compañías transportadoras de cordones indican asimismo que se está investigando su uso contra enfermedades hereditarias como el Alzheimer o el Parkinson.
Esto ilusiona a cualquiera. Para algunos, como el ginecólogo Gabriel Ferret, de la Policlínica Miramar, que realiza una treintena de extracciones de cordón al año para empresas privadas, guardarse el cordón es "una apuesta de futuro". Para muchos padres, como Lucía, es "tranquilidad" y "no tiene precio". Para los los defensores del sistema público como Gayà, que recuerdan que a día de hoy aún hay mucha especulación e incertidumbre, también hay "mucha información tendenciosa". El coordinador autonómico además pone sobre la mesa un dato sorprendente: actualmente ninguna clínica privada de Balears tiene la autorización pertinente para realizar la extracción del cordón y entregarla a una empresa privada para su traslado. Aún así se hace. Y cada vez más.
Sara Escandell también es clienta de Vidaplus. Su hermana guardó el cordón de su hijo en el extranjero porque su suegro se lo regaló. A Sara y a su marido se lo regaló su prima y se lo agradecieron mucho porque "económicamente es un gasto importante". Sara ve lógico que "te apetezca tener esa posibilidad por si acaso en el futuro tiene utilidad". "Además le puede servir a la mayor", dice refiriéndose a la niña que tuvo hace dos años y que tiene entre un 25 y un 30% de compatibilidad con su hermana.
Ahí Sara da en el clavo al verlo más como algo que puede ser útil para la hermana que para la propietaria del cordón. Según ha dicho en varias ocasiones el director de la Organización Nacional de Transplantes, Rafael Matesanz, y cómo confirma Gayà, sólo hay registrados "tres o cuatro casos" de autotransplantes ya que si un niño nace afectado por una determinada enfermedad, difícilmente podrá servirle su propia sangre para curarse. El doctor Gayà lo ilustra así: de las 600.000 unidades de cordón que hay almacenadas en bancos privados por todo el mundo, sólo se han utilizado "tres" para tratamientos autólogos; mientras que de las 250.000 unidades que tiene el sistema público, se han utilizado hasta en 8.000 ocasiones para transplantes a terceras personas.
Ángel Álvarez, presidente y fundador de Vidacord, rebate el argumento de Gayà: "No todas las leucemias son genéticas", apunta mentando el caso del accidente nuclear de Chernobyl. Álvarez reconoce que a día de hoy la utilidad clínica de guardar el cordón se limita a tratar leucemias y linfomas de un hermano sano a uno enfermo, pero reivindica su utilidad con datos: si a un enfermo de leucemia se le transplanta sangre del cordón umbilical de su hermano, al año tendrá un 73% de posibilidades de supervivencia. Si es de otra persona, ese porcentaje baja hasta el 40%.
Este biólogo es el primero en reconocer las malas artes de algunas empresas similares a las suya. "Hay piratas que venden falsas esperanzas", dice sin miramientos. Critica además que en muchos casos ni se hacen analíticas que garanticen que las muestras sirven. Algunas, como Vidaplus, devuelven el dinero si las unidades extraídas no son válidas; otras simplemente no dicen nada y engañan a los padres. Según estima Gayà, una de cada cuatro muestras no sirven porque no llegan al mínimo de sangre requerido.
El sistema público de donación que coordina Gayà se vio reforzado recientemente cuando un niño francés aquejado de leucemia fue tratado con éxito gracias a un cordón umbilical donado por una madre mallorquina en 2006 en Son Llàtzer. Éste centro, junto a Son Dureta, Manacor y Can Misses, son los únicos que de momento ofrecen la posibilidad de donar. Se está negociando con el hospital de Inca, el Mateu i Orfila de Menorca y una clínica privada de Palma. Desde que en 2004 comenzó a funcionar el banco público de Balears, ha aumentado la concienciación entre la población. Para ilustrarlo, nada mejor que el caso expuesto por el doctor Ferret, que se ha topado con mujeres que han decidido cambiar de hospital para parir al enterarse de que allí no podían donar el cordón. Como ginecólogo, Ferret ha sido testigo de primera línea de cómo se ha ido extendiendo esta práctica. Cuenta que, a día de hoy, el 30% de las mujeres que pasan por su consulta conoce esta técnica. La pregunta que más le hacen: "¿Me dolerá?". La respuesta es "no".
La tercera opción para aprovechar esta fuente de células madre es guardarla en el único banco privado que existe en suelo español. Lo gestiona Vidacord y en él reposan apenas 600 unidades, cifra que parece aún más pequeña si se compara con las 7.000 muestras que custodian en sus bancos privados de Nottingham y Varsovia. Y es que para pagar una cifra similar y que el cordón está a disposición del primero que lo necesite, las familias prefieren guardarlo en exclusiva para ellas.
Se elija lo que se elija, tanto los defensores de una como de otra opción recomiendan por encima de todo informarse bien y ser conscientes de que el cordón umbilical, algo que antes era un deshecho biológico, es una fuente de vida.
Fuente: Diario de Mallorca